Expertos en Medicina y Farmacología coinciden en que beber vino con moderación aleja la enfermedad cardiovascular

Publicado el 11/03/2023

En el Congreso ‘Lifestyle, Diet, Wine and Health’, realizado en octubre en España por Wine In Moderation (WIM), especialistas determinaron que los consumidores de alcohol tienen mucho menor riesgo de enfermedad cardiovascular que los no bebedores. Todos los detalles, en esta nota.

En España, Toledo, se realizó en octubre el Congreso ‘Lifestyle, Diet, Wine and Health’, un foro con presencia de referentes de los cinco continentes en el que, en su primera sesión, expertos en Medicina, Farmacología y Epidemiología coincidieron, poniendo de relieve distintos estudios, en que el consumo de vino en cantidades moderadas puede ser un aliado de cara a alejar la enfermedad cardiovascular.

Con la curva en forma de ‘J’ en relación al consumo de alcohol y las enfermedades cardiovasculares como epicentro de sus teorías, explicaron que un consumo controlado puede verse asociado a una disminución del riesgo a la enfermedad, mientras que aumentar ese consumo dispara las posibilidades.

Durante la primera sesión, bajo el epígrafe ‘Salud Cardiovascular’ el profesor emérito en la Sección de Medicina Preventiva y Epidemiología de Boston, Curtis Ellison, citó estudios de 1974 a cargo de investigadores del Framingham Heart Study que pusieron de manifiesto que los consumidores de alcohol tenían mucho menor riesgo de enfermedad cardiovascular que los no bebedores.

Igualmente, definió que aún hoy en día hay publicaciones de advertencia sobre el alcohol “basadas en gran medida en interpretaciones erróneas de datos y estudios extremadamente seleccionados o incluso con intenciones fraudulentas”.

De este modo, aseveró que el consumo regular de cantidades ligeras a moderadas de una bebida alcohólica, evitar el consumo excesivo de alcohol, un consumo de la bebida alcohólica con los alimentos, y tomar alcohol sin fumar, haciendo ejercicio y controlando la hipertensión, puede ser beneficioso.

“Los datos científicos dicen que el consumo moderado desempeña un papel en la prevención de la enfermedad coronaria y la mortalidad”, afirmó el profesor, que considera que los peligros para la salud derivados del consumo de alcohol “no se basan en datos científicos sólidos y exageran los riesgos asociados”.

Como contexto, explicó que desde la antigüedad el vino ha sido considerado una de las bebidas “más saludables” y se recetaba “por médicos de todo el mundo” como parte de las terapias médicas.

Por tanto, defendió los “potenciales efectos positivos” para la salud de un consumo moderado, a lo que sumó como punto crítico la “creencia de algunos políticos sobre que el público se confunde en el mensaje sobre el alcohol, diciendo que un poco es bueno, y mucho es malo”.

Expuso, en este sentido, una serie de “errores” a la hora de justificar la incidencia del alcohol en muertes por enfermedad coronaria, citando la disfunción de mezclar en los estudios a personas más jóvenes con sujetos de más edad. “No beban mucho, pero no beban demasiado poco”, cerró indicando.

Polifemo, el primer “cegado” por el alcohol

Otro de los exponentes, Giovanni de Gaetano del Departamento de Epidemiología y Prevención IRCCS de Pozzilli (Italia), arrancó su disertación citando al cíclope Polifemo quien, en la Ilíada, tras beber de forma excesiva “fue cegado”, y ese fue “el primer informe conocido de que el consumo excesivo de bebida es peligroso”. “La curva en ‘J’ fue descrita por Homero hace 3.000 años”, bromeó.

Criticó en este punto las similitudes entre los críticos del tabaquismo y el consumo de alcohol, toda vez que la incidencia en la mortalidad de cada uno de estos hábitos tienen poco que ver.

El profesor expuso datos que avalan que la curva en ‘J’ está presente en todos los campos de estudio independientemente de la cantidad de alcohol consumido, y tanto en países como Francia o Italia, donde la curva se prolonga por un consumo más moderado; hasta países escandinavos, con un consumo más agudo, se contempla el ‘impass’ de la ‘J’ demostrando el efecto beneficioso.

“Es cierto que en la población general el efecto es significativo, pero hemos de tener en cuenta las variables que pueden reducir los efectos beneficiosos del alcohol”, subrayó. “El alcohol no es una droga. Quien bebe con moderación y regularidad puede seguir haciéndolo, con gusto, placer y cultura”, agregó también.

También reduce riesgo de ictus

Cerraba la mesa redonda Francesco Violi, del Departamento de Ciencias Clínicas Internas, Anestesiológicas y Cardiovasculares de la Universidad Sapienza de Roma, quien hiló la relación entre la enfermedad cardiovascular, el vino y la trombosis.

Entiende que, si bien el alcohol puede tener efectos negativos en el intestino a efectos de microbiota —lo cual puede derivar en afecciones cardiovasculares—, también hay efectos positivos, como la posibilidad de reducción de ictus o infarto de miocardio.

Centró su ponentcia en el efecto positivo del resveratol, sustancia antioxidante presente en el vino que, por ejemplo, “es capaz de inhibir la activación endotelial” y contribuir a la producción de óxido nítrico, con un efecto en determinadas enzimas que colaboran a esta producción.

El vino, según su tesis, y como nutriente rico en polifenoles, se demostró que ejerce efectos antioxidantes y antitrombóticos al interferir con la activación de las plaquetas. “Los efectos positivos del vino en la trombosis vienen del contenido en polifenoles”, concluyó el especialista italiano.

Con los resultados de distintos estudios en la mano, la reivindicación del profesor pasa ahora por avanzar en los datos clínicos y poder “demostrar las posibilidades biológicas” que se abren al respecto del consumo de alcohol.