En el marco de la presencia de varios ministros y funcionarios del Gobierno Nacional en Bruselas, Bodegas de Argentina, entidad líder de la industria vitivinícola argentina, expresa su apoyo a las negociaciones en curso, que sin duda potenciarán las exportaciones de bienes y servicios de los países miembros del Mercosur.
En la actualidad nuestra industria exporta anualmente 200 millones de litros de vino embotellado por 800 millones de dólares, siendo este producto uno de los pocos que nuestro país exporta al mundo en cantidades relevantes, pero con alto valor agregado y marca propia. Con mucho esfuerzo e inversiones, Argentina logró posicionarse a principios de este siglo como un jugador global en un mercado sumamente competitivo, logrando convertirse en el octavo exportador de vino fraccionado del mundo. Hoy nuestras botellas representan el 8% de las importaciones de vino de los Estados Unidos, el 6% de las de Canadá, el 3% de las importaciones del Reino Unido y Holanda, y el 1% de las de Alemania.
Creemos en que el éxito de las negociaciones en curso son críticas para el futuro de nuestra industria. Según estadísticas de la Organización Internacional del Vino (OIV), la producción y el consumo mundial del vino están estancadas desde el año 2000. Sin embargo, las exportaciones crecen desde entonces un 3,5% anual. Es por ello que todos los países que han tenido mercados internos con alto consumo per cápita de vino (Argentina, Francia, Italia y España) han tenido que volcar grandes excedentes de producción a la exportación para compensar caídas muy marcadas en el consumo doméstico. Cabe destacar que en 1980 Argentina consumía 80 litros per cápita y que hoy día ese guarismo no llega a superar los 20 litros. Es por ello que la exportación de vino varietal fraccionado es el camino obligado para nuestra producción.
La conquista de mercados internacionales no es fácil. Desde 2010 nuestras exportaciones han caído 15%. No sólo la macroeconomía no ha ayudado. Competidores como Australia y Chile acceden a los principales mercados sin pagar aranceles, hecho que pone al vino argentino en condiciones desfavorables para ingresar a la Unión Europea o China. Asimismo, nuestros competidores reciben anualmente millonarios subsidios como parte de políticas de estado destinadas a promocionar internacionalmente sus vinos. Ello aplica tanto a Chile, como Australia, España, Francia e Italia. En el peor de los casos los recursos superan los 10 millones de dólares anuales y en otros llega a totalizar más de 100 millones por año. Argentina apenas cuenta con 3 millones de dólares, de los cuales 2 provienen de aportes privados.
Las exportaciones de vino argentino necesitan ser potenciadas. Apoyamos por ello las gestiones del Gobierno Nacional para lograr acuerdos a la brevedad con la Unión Europea y México. Asimismo, reiteramos el pedido de aumento temporal de 3 puntos porcentuales de reintegros a las exportaciones hasta que Argentina supere sus desafíos macroeconómicos. Para su desarrollo, el vino no ha necesitado de la protección del Estado. Convencidos de ello es que hemos solicitado un auxilio temporal de mano de los reintegros para sostener nuestra competitividad en las góndolas del mundo.