En defensa de los 450.000 puestos de trabajo que, en forma directa e indirecta genera la vitivinicultura, este lunes en Diputados de la Nación, la cámara del vino expuso en un Plenario. En detalle, los argumentos técnicos que explican el pésimo impacto que, de aprobarse la medida, generaría en nuestra economía regional.
En el marco de la tarea en defensa de la vitivinicultura que viene realizando Bodegas de Argentina desde fin de año, luego de que Gobierno nacional impulsara un proyecto para gravar con el 8% las exportaciones de vino que hoy tienen tasa 0, este lunes se expuso en el Congreso de la Nación. Allí, en un Plenario realizado por la cámara baja para que los distintos sectores dieran a conocer sus problemáticas, Walter Pavón y Juan Schamber, Gerente de Relaciones Institucionales y Vicepresidente de Bodegas de Argentina respectivamente, brindaron los motivos técnicos para decirle no a las retenciones.
Aquí, la parte de exposición realizada por Walter Pavón y el video completo. “Agradezco la oportunidad de dirigirme a ustedes en representación de Bodegas de Argentina, la cámara empresarial que agrupa a más de 250 bodegas y empresas del sector vitivinícola nacional representando el 90% de las exportaciones y el 70% del mercado interno. Antes de abordar los puntos críticos de la propuesta de esta ley (Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, artículo 205) quiero compartir una perspectiva fundamental de lo que representa la vitivinicultura para los argentinos y cómo se vende vino en el mundo:
QUÉ REPRESENTA LA VITIVINICULTURA Y SU SITUACIÓN
- 207.000 hectáreas de viñedos en 19 provincias de toda la Argentina.
- 17.000 productores de uvas.
- 900 bodegas que elaboran año a año.
- Producción con valor agregado y Marca País.
- Industria mano de obra intensiva que genera empleo de más de 150.000 empleos directos y 300.000 indirectos en viñedos, bodegas y toda la cadena.
- Impacto territorial en cada rincón donde hay un viñedo y se elabora vino.
- Extenso proceso productivo que empieza en el viñedo y termina en una botella que lleva años lograrlo.
- Generadora de divisas genuinas netas: 800 millones de dólares de exportación a más de 120 países y sólo importa 80 millones en insumos que no se producen en la Argentina.
- A esto se le suma la generación de divisas por el enoturismo y la generación de empleo que también es mano de obra intensiva.
- Aporte enorme en recaudación de impuestos para el fisco nacional y las provincias.
- Somos una industria atomizada, no concentrada, que exporta valor agregado y Marca País. Cada botella lleva el nombre de Argentina en cada mesa del mundo y el vino es la Bebida Nacional.
Pero frente a esto, la coyuntura desde hace ya muchos años no es buena debido a las condiciones macro de la Argentina:
- Caída en el mercado interno en el último año del 8% y un consumo per cápita en permanente disminución que va perforando su piso año a año.
- Caída en las exportaciones del 30% aproximadamente.
- Caída de la competitividad vitivinícola en los últimos 13 años; con una caída en las exportaciones desde u$s1100 millones a los que pudimos llegar.
- Un mundo cada vez más competitivo.
Sin acuerdos comerciales internacionales que nos ayuden a vender más sino que pagamos en promedio 5% de arancel para ingresar a los mercados frente a otros países del mundo que pagan 0% en todos los mercados, como es el caso de Chile.
Es importante saber que el vino no lo vendemos, nos lo compran; somos un jugador más en el mundo donde el precio no lo podemos tocar porque nos saca del mercado.
El vino no es un commodity; vendemos bodegas familiares, marcas, regiones, cultura y experiencias con cada botella.
EL IMPACTO
Un derecho de exportación del 8% es un enorme perjuicio para todo el sector porque implica:
• Sumar sólo 60 millones de dólares a las arcas estatales, constituyendo apenas el 0.005% del gasto público.
• Perjudicar aún más la competitividad de las exportaciones argentinas frente a países sin gravámenes a las exportaciones.
• Perjuicio a productores de uva, a proveedores de insumos y a proveedores de servicios.
• Acentuar la caída de las ya mermadas ventas al exterior del vino, cuando debiéramos buscar incrementarlas y generar divisas tan necesarias para el país.
• Entregar al Estado un mes completo de ingresos por exportaciones.
• Un tercio del monto que las bodegas invierten para empleo de las personas.
• Un cuarto de las compras de materias primas e insumos.
• Pulverizar los fondos destinados a promoción y publicidad que se realiza en el exterior para ganar mercados.
• Reducir la cantidad de empleos directos e indirectos, impactando negativamente en la inclusión y arraigo en las zonas vitivinícolas.
• Generar impacto negativo en el enoturismo, fuente vital de ingresos en divisas para la región
• Resultar en la pérdida de valor agregado de un producto que podría degradarse fácilmente a la categoría de commodity.
• Sobre stocks de vinos por una caída de ventas, frente a una mayor cosecha que se avecina, y la consecuente caída de precios de las uvas
• Caída de la rentabilidad de las bodegas y productores
Por último, es importante informar que la reciente devaluación del 100% y un derecho de exportación del 8% implica para el sector sólo un aumento del 29% en los ingresos, pero un 71% de incremento en costos por efecto de la inflación y dejará fuera de mercado con rentabilidad negativa a algunos productos.
En conclusión, la imposición del 8% de derechos de exportación amenaza a las bodegas, empresas vitivinícolas, productores y comunidades que dependen de este sector. El vino es un producto de alto valor agregado No es un commodity. Apelamos a su racionalidad dado que ningún país del mundo pone impuestos a quienes exportan. Pedimos por su sensibilidad y comprensión para salvaguardar el bienestar económico de nuestra Nación y evitar las consecuencias devastadoras que esta medida podría desencadenar”.