Vino y Salud: 30 organismos científicos avalaron el “Estilo de vida mediterráneo”

Publicado el 06/12/2024

Más de 30 investigadores internacionales avalaron con sus ponencias “el estilo de vida mediterráneo” como uno de los patrones dietéticos y sociales más saludables del mundo, que incluye también el consumo moderado de vino, siempre con las comidas. Los datos científicos de Wine in Moderation, el programa de Consumo Responsable que representa Bodegas de Argentina en el país.

Bodegas de Argentina (BdA) representa, en nuestro país, al programa de Consumo Responsable “Wine in Moderation” (WIM). Dentro de las múltiples actividades que se realizan, están las vinculadas a “Vino y Salud”, que es uno de los pilares fundamentales de WIM. En ese contexto, cada año, se realiza el congreso de Estilo de Vida, Diet, Vino y Salud (Lifestyle, Diet, Wine and Health congress), que este 2024 tendrá su edición en Roma, Italia. Ahora, se conocieron algunos datos científicos sobre el consumo moderado de alcohol y sus beneficios en la salud. El título que subrayan desde Europa, en este sentido, es que más de 30 investigadores internacionales avalaron con sus ponencias “el estilo de vida mediterráneo” como uno de los patrones dietéticos y sociales más saludables del mundo, que incluye también el consumo moderado de vino, siempre con las comidas.

Se reconfirmó la validez de la curva “J” en lo que respecta al consumo de bebidas alcohólicas, la mortalidad total y las enfermedades cardiovasculares. Esta curva “J” indica que los consumidores moderados tienen un riesgo menor de mortalidad total que los abstemios y los grandes bebedores. Esta evidencia ya había sido reportada en muchos estudios y meta análisis durante los últimos 30 años. Algunos estudios poblacionales recientes, que excluyeron a los ex bebedores o incluso incluyeron sólo a los bebedores ocasionales, mostraron los mismos resultados, refutando las opiniones más recientes que atribuían los efectos beneficiosos del bajo consumo a un sesgo introducido por los ex bebedores.

El último estudio Global Burden of Disease (GBD), de 2020, que corrige los datos de GBD de 2018 donde no se propuso un nivel seguro, reporta que las personas mayores de 40 años pueden beneficiarse de un consumo moderado de alcohol (curva en forma de J), ​​pero los jóvenes no deberían consumir bebidas alcohólicas.

-La Dieta Mediterránea contiene principalmente verduras, frutas, frutos secos, pescado, aceite de oliva y el uso de alimentos locales de estación y no procesados. El consumo moderado de vino durante las comidas es una característica importante de este patrón de alimentación. Se destacó la Dieta Mediterránea como la mejor dieta preventiva con respecto a la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y la mortalidad total, así como para una mayor esperanza de vida con menos enfermedades crónicas.

-También se introdujo el “estilo de vida mediterráneo”, ampliando el concepto de moderación a muchos aspectos de la vida; incluido el ejercicio físico, la gestión del estrés, la cantidad y calidad del sueño, el disfrute de las comidas en buena compañía y en combinación con la sostenibilidad ambiental y el placer culinario.

-Se destacó la importancia de un sueño de calidad, premisa que recientemente fue incluida por la American Heart Association entre los siete elementos esenciales de la salud. Además de una dieta saludable, control de peso, presión arterial, lípidos y glucosa, ejercicio y no fumar.

-En cuanto al cáncer, se presentaron diferentes formas en las que las bebidas alcohólicas pueden impactar en el riesgo de cáncer. Aunque existe una relación lineal entre el consumo excesivo de alcohol y el cáncer, el efecto de dosis bajas no es tan claro y es más controvertido. La evidencia científica demuestra que el consumo bajo a moderado de vino no aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer cuando se consume en ​​el contexto del patrón de alimentación, bebida y estilo de vida mediterráneo.

-Una de las conclusiones más importantes es que el impacto del consumo moderado de vino en la salud sólo puede evaluarse correctamente en el contexto de los patrones de alimentación, bebida y los factores de estilo de vida (como no fumar, hacer ejercicio regularmente, tener un peso corporal adecuado). Esto es porque sólo evaluar el consumo promedio de alcohol, distorsiona el riesgo.